miércoles, 13 de octubre de 2010

Magia o Veneno

La primera vez que sientes un golpe en el estómago, ese momento es único. Es una palabra, un gesto que te transporta a rincones de tu alma. Sientes que todo lo que has escuchado antes era vacio. Recuerdo esa primera vez viendo por segunda "Hamlet", nunca habia entendido tanta mitificación de la frase "ser o no ser", pero aquel día, sentía como algo profundo, doloroso, cercano lo que el actor me lanzaba a la cara. Era como si sólo me lo contase a mi. Años después sentí una sensación parecida en "Barroco", el olor a talco me envolvia y Blanco Portillo señalaba al público, en cuyo centro me encontraba, y nos increpaba a despertar de una vida falsa, acomodada, sin pasión. Eso esa la magia, la magia del teatro que te atrapa y te hace buscarla cual drogadicto cada vez que hay un estreno. Me preguntaba qué debían sentir Blanca Portillo, Mari Carrillo, Jose María Pou o Daniel Dicenta.... yo no aspiro a tanto; pero en un humilde intento por sentir a otro nivel me apunté a clases de teatro hace un mes. Los primeros días fueron divertidos, juegos, improvisaciones...pero este lunes pasó algo que me pellizcó el estómago como cuando veía Hamlet, Medea o Barroco. Era un ejercicio sencillo de explicar; pero complicado de ejecutar. Tenías que seguir la música con la espalda pegada a un compañero de clase. La postura no era muy cómoda, el suelo duro, el compañero grande y estaba yo allí sentada frágil, cohibida tratando de seguir sus inclinaciones y giros o que él siguiera los míos. Parecía un ejercicio de yoga, notaba que no funcionaba. Pero empezó a sonar un jazz lento, delicado ...mientras el profesor nos recordaba que lo importante era sentirse, sentir al otro y dejarse llevar - harto dificil para una persona que le cuesta soltar las riendas. Empecé a respirar profundamente y a notar que mis riñones al hincharse se pegaban a los de mi compañero y la sincronía se produjo. Empecé a sentir su respiración, a adivinar hacia donde iba y guiarle hacia donde yo queria y ¡zas! cinco minutos de magia. Gracias Pablo me estás inoculando el veneno del teatro. Lista para la siguiente clase!

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